No hay caja sin promesa: “Energía y importancia”, “Inmunidad”, “Confort de la próstata”. En los anaqueles de una parafarmacia de Barcelona, rebosan decenas de cajas con píldoras que, bajo la fórmula de complementos alimenticios, garantizan aminorar el “daño oxidativo”, tener “energía y deseo sexual” o “enfadar la pomada”, entre otros augurios. A pocos metros, en las baldas de un supermercado, se repite el patrón: multivitamínicos, minerales y combinados con extractos de hierbas se ofrecen para el “bienestar de las articulaciones”, ayudar a la “detoxificación” o conseguir “un extra de importancia”. Unos y otros copan, aparentemente, todos los flancos del bienestar. Pero la comunidad científica mira con recelo tantas promesas y advierte de que hay ahí más marketing que operatividad: ni curan, ni previenen enfermedades, ni son inocuos.
Los expertos en manutención avisan, de hecho, de las limitaciones de estos productos y apuntan que, más allá de la indicación a personas con déficits nutricionales justificados por determinadas situaciones clínicas, los complementos alimenticios carecen de operatividad para tratar afecciones o evitar la aparición de dolencias cardiovasculares o cáncer, por ejemplo. En el peor de los casos, estos preparados pueden, incluso, implicar ciertos riesgos si se ingieren sin supervisión o en cantidades más elevadas de las máximas recomendadas.
A fanales de la ley, toda esta clase de preparados son alimentos, no fármacos. Alimentos cuyo fin es complementar —que no sustituir— una dieta equilibrada regular. Son, por ejemplo, vitaminas, minerales (como el calcio o el magnesio, por ejemplo) y probióticos. Incluso aminoácidos, como la glutamina, o compuestos derivados de plantas, como la cafeína o el ginseng. A diferencia de los medicamentos, los complementos alimenticios no necesitan autorización para su saldo y se dispensan en cualquier recinto donde se comercia con alimentos, desde una apoteca hasta un supermercado. Pero la dietista y nutricionista Azahara Nieto advierte de que, por muy naturales que sean o parezcan, “no son inocuos”. Y encima, enfatiza: “Si la víveres es completa, no necesitas suplementación”.
Solo cuando hay algún cargo nutricional detectado tiene sentido acudir a determinados complementos alimenticios, defienden los expertos. “Hay deficiencias primarias, cuando el nutriente no está en la dieta, y deficiencias secundarias, en las que ese nutriente, pese a estar presente en la dieta, por lo que sea, como que no metaboliza proporcionadamente, no termina de resistir y se aporta por otras vías”, expone el dietista y nutricionista Juan Revenga. Las personas con obesidad operadas de cirugía bariátrica, por ejemplo, necesitan una suplementación de vitaminas y minerales. Incluso a aquellos individuos que siguen un patrón de vida vegetariano cumplidor se les recomienda una suplementación de vitamina B12. Otra indicación “clarísima”, conviene Jordi Salas-Salvador, catedrático de Sustento de la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona, es el ácido fólico en mujeres que quieren quedarse embarazadas: “Se recomienda un suplemento de ácido fólico y hierro para avisar el cargo o alteraciones del tubo neural en el bebé”. Un defecto del tubo neural puede provocar problemas en el sistema nervioso, como pesadumbre bífida, y el hierro sirve todavía, según los científicos, para avisar el parto prematuro o el bajo peso al emanar.
El peso del marketing
En la destreza, sin secuestro, el engendro de los suplementos dietéticos va más allá de la penuria. Una encuesta publicada en la Revista Española de Sustento Humana y Dietética reveló, tras sondear a 2.630 españoles, que el 70% de la población estudiada había tomado algún suplemento en el postrer año, ya sean complementos alimenticios, extractos de plantas, productos para deportistas o para adelgazar, entre otros. En Estados Unidos, una sondeo de sanidad reportó que más de la centro de sus ciudadanos habían tomado algún suplemento dietético el mes antecedente. La mayoría aduce que los toma para mejorar su sanidad, su rendimiento deportivo o para adelgazar. “Hay mucho marketing y una tendencia a suplir con complementos una mala administración de la víveres diaria. Para compensar eso, nos creemos que el complemento suple la situación que provocan nuestros hábitos”, valora Violado Moizé, dietista y nutricionista del Hospital Clínic de Barcelona.
Pero no hay milagros en esas píldoras. “Son productos que contienen sustancias concentradas que nosotros podemos encontrar en los alimentos”, insiste Revenga. Y más, en un contexto como este, el de los países occidentales, donde hay “una disponibilidad alimentaria violento”, afirma, y no hay carencias de ningún alimento. “Estos productos se comercializan porque la multitud quiere ser engañada. En esas cajitas pone ‘más energia, menos cansancio, más importancia’ y eso nos resulta atractivo y queremos ser engañados. Se le trasladan a esos productos propiedades pseudomilagrosas”, lamenta el nutricionista. Pero las recetas mágicas no existen: “La vitamina D se relaciona con el sistema inmune, pero tomar más vitamina D no nos hará más inmunes a la covid. Tendremos un sistema inmune interiormente de nuestra naturaleza humana, no seremos superhéroes”, ejemplifica.
Según la humanidades científica, fuera de casos señalados y revisados por profesionales de la sanidad, los complementos alimenticios tienen un recorrido limitado. Ni la ingesta de suplementos vitamínicos y minerales entre personas sanas reduce el aventura de enfermedades, ni los suplementos para adelgazar son un método eficaz contra la obesidad. Siquiera los ácidos grasos omega-3, que sí pueden ayudar a aminorar los triglicéridos, tienen un impacto claro y elocuente en la prevención de dolencias cardíacas.
Hay mucho marketing y una tendencia a suplir con complementos una mala administración de la víveres diaria”
Violado Moizé, dietista y nutricionista del Hospital Clínic de Barcelona
Una revisión del Asociación de trabajo de servicios preventivos de los Estados Unidos (USPSTF, por sus siglas en inglés) sobre el papel de los complementos alimenticios en la prevención de enfermedades concluyó el año pasado que “la suplementación con vitaminas y minerales se asoció con poco o ningún beneficio en la prevención del cáncer, las enfermedades cardiovasculares y la asesinato, con la excepción de un pequeño beneficio para la incidencia del cáncer con el uso de multivitaminas”. El betacaroteno, encima, se vinculó con un anciano aventura de cáncer de pulmón y otros resultados perjudiciales en personas con stop aventura de este tumor.
Tras su exploración, la USPSTF desaconsejó el uso de betacaroteno o vitamina E para avisar enfermedades cardiovasculares o cáncer y concluyó que la evidencia arreglado es insuficiente para calcular el aventura y beneficio de tomar otros suplementos nutricionales para evitar estas mismas enfermedades. Premeditadamente de estas conclusiones, científicos de la Universidad Northwestern de Chicago firmaron un editorial en la revista JAMA en la que advertían: “La razón más global por la que las personas informan que toman suplementos es para mejorar o persistir la sanidad común. Sin secuestro, las frutas y verduras enteras contienen una mezcla de vitaminas, fitoquímicos, fibra y otros nutrientes que probablemente actúan sinérgicamente para cumplimentar beneficios para la sanidad. Los micronutrientes aislados pueden interpretar de modo diferente en el cuerpo que cuando se empaquetan lógicamente con una serie de otros componentes dietéticos”.
Por otra parte, al tratarse de productos considerados alimentos, no fármacos, “no tienen obligación de demostrar aquello que dicen que hacen”, protesta Revenga, y siquiera requieren de una prescripción médica. Cualquier individuo puede consumirlos por su cuenta, aunque estos preparados no están exentos de riesgos.
Los peligros del exceso de vitaminas
Para despuntar, uno de los peligros es el control de las cantidades. “Si comes muy proporcionadamente y te tomas un multivitamínico, a lo mejor te estás pasando”, observa Revenga. El dietista señala que hay ingestas diarias máximas recomendadas de todos los nutrientes y, si se superan esos límites, “puede ser tóxico o tener pertenencias deletéreos”. “Tanta cantidad de esos nutrientes puede recortar la impregnación de otros nutrientes”, explica. O interferir en la actividad de otras funciones orgánicas. O provocar pertenencias secundarios adversos. “Si das mucho fósforo, limitarás la impregnación de calcio. Si das mucho yodo, se puede trastocar la función tiroidea. Si tomas mucha vitamina D, puedes tener diarrea”, indica el nutricionista.
En esta ruta, Salas-Salvadó alerta de que “la impregnación y la biodisponibilidad no es igual que si te la tomas en la víveres” y pone otro ejemplo: “Con los antioxidantes, como la vitamina A, la E o el selenio, si tomamos una víveres variada, tomamos diversas cantidades de distintos antioxidantes que son buenos para la sanidad. Pero si te pasas y tomas grandes cantidades, esto puede tener pertenencias oxidantes. Lo importante es tener una dieta equilibrada y que consumas los nutrientes a dosis fisiológicas normales”. Moizé avisa todavía del peligro de una “sobremineralización”: “Puedes saturar otros canales porque todos estos micronutrientes son cofactores de reacciones que pasan en nuestro organismo: se necesitan en una determinada cantidad para que una función se lleve a término y, si te excedes, puedes saturar alguna vía”.
Con los preparados que incorporan a su composición extractos de plantas, los expertos llaman la atención sobre la error de estudios sobre su seguridad. Revenga denuncia que le presuponen beneficios no demostrados: “Es el componente raro que sirve al fabricante como palanca de saldo. Es ponerle purpurina y neones”, opina. En un artículo publicado en la revista International Journal of Environmental Research and Public Health, la investigadora polaca, Regina Wierzejska, apunta: “En los últimos abriles han aparecido numerosos preparados que incluyen plantas que nunca ayer habían sido utilizadas en la medicina occidental. Sus mecanismos de entusiasmo no han sido suficientemente investigados y descritos, y las etiquetas no suelen incluir información sobre las contraindicaciones, lo que no significa que no existan. Los componentes de hierbas, especialmente las mezclas de hierbas, pueden tener un impacto imagen sobre los mecanismos de entusiasmo de los fármacos, ya sea acelerando la excreción del cuerpo o produciendo concentraciones peligrosamente altas en la parentesco”.
Complementos adulterados
Otra de las amenazas con estos productos es la incorporación ilegal de sustancias que el fabricante no identifica en la caja y el consumidor ingiere sin saberlo. Hay sustancias que pueden provocar pertenencias adversos o interaccionar con otros fármacos que esté tomando el individuo. La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Sustento (AESAN) vigila de cerca lo que llaman “sustancias farmacológicamente activas comercializadas como suplementos alimenticios” y alerta de su presencia. Sucede, sobre todo, con compuestos empleados para incrementar el vigor sexual, cuidar el incremento muscular o acelerar la pérdida de peso.
En un estudio donde se analizó la adulteración de suplementos dietéticos para mejorar la función sexial, se encontró que la mayoría contenía inhibidores de la fosfodiesterasa, como el sildenafilo, presente en la viagra. Y en varias muestras, incluso había una dosis de estas sustancias proporcionado superior a la máxima aprobada recomendada en los fármacos. “Se alcahuetería de una adulteración que es especialmente peligrosa cuando una persona lleva receta, por ejemplo, para la tensión y el corazón, y no se está enterando”, denuncia Revenga. Y lo mismo sucede, dice, con los productos adelgazantes naturales, a los que se les incorpora principios activos de antidiabéticos. La AESAN lanzó el año pasado tres alertas por presencia de principios activos similares a los de la viagra en complementos alimentarios y otro aviso por la aparición de un fármaco contra la obesidad en un suplemento que se presentaba como un “producto natural”.
Los extractos de plantas son el componente raro que sirve al fabricante como palanca de saldo. Es ponerle purpurina y neones”
Juan Revenga, dietista y nutricionista
“La palabra natural es una presa que abre muchas puertas. La picadura de una serpiente o una erupción volcánica todavía son naturales”, bromea Revenga. Los expertos piden cautela con el consumo de estas sustancias y, ayer de tomar ninguna intrepidez, recomienda Nieto, los ciudadanos deberían “hacer una revisión de su víveres para ver qué necesitan, pero no autodiagnosticarse ni autoprescribirse ausencia”. Mejor, siempre, consultarlo con su médico de inicio u otro profesional taza. Y tener cuidado con las promesas milagrosas.
“Hay un marketing muy egregio y se hacen anuncios de cosas que no tienen evidencia de que funcionen y siquiera se deje de los pertenencias indeseados que pueden tener”, recuerda Salas-Salvadó. En sus recomendaciones, la propia AESAN, advierte todavía de que “natural no significa seguro, la ayuda para el control de peso solo tiene sentido con un estilo de vida saludable, el rendimiento deportivo requiere entrenamiento adecuado y dieta saludable y ningún complemento alimenticio es útil en las relaciones sexuales”.
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